Busquemos nuestro encanto.


Tome una pausa, agarre fuerzas y dígale a su cliente: “tenemos que hablar”...


Que hubo, ¿cómo va todo? .. Empecemos.


Con el pasar del tiempo en la actividad comercial, te ves familiarizado con el termino cliente desde el primer día, esa se vuelve nuestra obsesión y los buscamos a toda costa, queremos clientes, clientes cada día más clientes, que todos sean nuestros clientes, pero nos hemos tomado el trabajo de pensar ¿cuál es realmente nuestro cliente ideal?.

Quienes tenemos un establecimiento comercial, o bueno, quienes vendemos un producto o servicio, terminamos relacionándonos en algún momento con nuestra clientela construimos una relación cercana o una pequeña amistad, nos aprendemos su nombre y el de la mascota obviamente, conocemos sus gustos, que producto es el que siempre llevan, a donde fueron de vacaciones y hasta terminamos conociendo su círculo familiar. Todo eso es genial, es tal vez es la cúspide de lo que podría ser una excelente relación con tu cliente. Muchas veces pensamos que es el ideal, y quisiéramos tener la misma relación con todos, sobre todo por que sentimos gratificación al ver la sonrisa de esta persona a salir del local, y nos llenamos de orgullo al escuchar que un cliente nuevo llego recomendado por dicha persona tan cercana, y hasta nos brillan los ojos cuando el cliente hace un cumplido de nuestro local o servicio.

Pero como toda historia, no siempre hay un final feliz… Cuando se cruza esa delgada línea de la confianza, las cosas empiezan a cambiar… ¿Como cuando tenías un amigo/a con derechos y él o ella de la noche a la mañana empieza con actitudes de novio o casi esposo? … ¡pasa lo mismo! un día la relación esta divinamente, y al otro comienzan a exigir descuentos, trato preferencial, atención fuera de los horarios, crédito, etc. Y ahí, empieza el dilema, porque pareciera que el cliente tuviera el sartén por el mango, ¿no?, finalmente, él tiene la plata para comprar mi producto, él me ha recomendado, él me ha apoyado, él me ha sido fiel, él ha estado al lado mío desde el primer día … y así empezamos a irnos en una serie de pensamientos e inseguridades volviendo ¡tan difícil! decir un simple NO, así como cuando la novi@ medio tóxica quiere algo que tú sabes que no les conviene, pero sabes que si dices “NO” tal vez se ponga histérica, deje de hablarte, haga un drama o peor ... te deje.

Oiga, pero ¿por qué surgen esos pensamientos? porque nos cuesta tanto ponerle límites al cliente, ¿ah? la respuesta es: nuestra inseguridad. Si, por más firmes que nos veamos, o por más capacitados que estemos, muchas veces no conocemos que es lo que nos diferencia, que es lo que nuestros clientes ven en nosotros. Y puede ser muy sencillo, puede ser la manera en la que nos comunicamos, el ambiente laboral, la atención cercana, nuestra especialidad, el servicio posventa, o cualquier otra cosa, hasta el hecho de que su local es el que más rico huele en toda a manzana. Sea cual sea el motivo por el que sus clientes lo han preferido, identifíquelo, aférrese a eso, trabájelo, promuévalo en su personal, promociónelo y sobre todo, defiéndalo llenándose de argumentos para que el día que pongan en duda su servicio o precio, pueda sacar pecho y decir: Es que nosotros cobramos esto y hemos llegado hasta aquí por tal tal y tal. Ojo, está claro que debemos protegernos y llenarnos de argumentos para justificar nuestras tarifas o reglas, pero así como seremos orgullosos, también debemos ser lo suficientemente humildes para decir .., Si, fue nuestro error y asumimos la responsabilidad, recuerde que cualquiera puede cometer errores, pero el problema no es cometerlo, el problema es no resolverlo. 

Estamos claros que en toda relación hay que ceder, que todo tiene un límite, y que como en todo vinculo comercial y sentimental todos debemos estar contentos, por el bien de la relación. Sin embargo cuando la balanza se empieza a quedar siempre del lado del cliente, tome una pausa, agarre fuerzas y dígale a su cliente: “tenemos que hablar” y si después de charlar, argumentar, recibir las sugerencias e intentar conciliar, no se logra llegar a un acuerdo, toca darle la mano y decir: “todo muy rico, pero … hasta aquí llegamos”. Bueno, de pronto si se lo dice así va a sonar raro, pero es cierto que hay que buscar maneras para comunicarle al cliente que todo tiene un límite y el de ustedes llega hasta cierto punto.

No todos los clientes son así, estos de los que hablamos son contados con la palma de la mano, pero de que los hay, los hay. Son los clientes que nos dejan una buena enseñanza, dentro de todo lo malo. ¿Cuál es esa enseñanza? .. Yo diría que son un par, la primera es que debemos aprender a transmitir cual es nuestro diferencial, que es eso que nos hace tan especiales. y lo segundo y para mí lo más importante, es que no todas las personas que entran por la puerta son nuestros clientes, así que no nos hagamos un drama por tener que dejar un "cliente" que probablemente nunca lo fue.

Los clientes son uno de los tesoros más preciados de un negocio, y así como los hay complicados, hay muchos que agradecen nuestro servicio, perciben nuestro diferencial y entienden de que se trata una relación comercial. Son esos en los que usted se debe enfocar, mantener y cuidar; recuerde que toda relación requiere del trabajo de ambas partes para que esta prospere, pero acá ¡hay un plus!, algo diferente a otras relaciones ... estamos en una relación abierta .... sí, suena raro, pero es verdad, si su relación es lo suficientemente buena el cliente le va a traer más clientes con la tranquilidad y compromiso de que no lo vamos a descuidar y no vamos a cambiar. A demás, en esta relación abierta donde ambos estamos seguros de lo que somos y lo que tenemos está permitido mirar a otros lados, probar otras experiencias pero eso sí, siempre volver, y no habrán reproches. 

Como empresarios, tenemos que valorarnos y conocernos, ser humildes para no inflarnos o ser orgullosos hasta creernos intocables. Debemos valorar lo que somos, lo que ofrecemos, lo que tenemos, lo que hemos construido y sobre todo buscar nuestro encanto.


Nunca olviden: el cliente que por precio llega, por precio se va.


Un saludo y buena vibra.

 

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CAMILO JORDAN GAMERO P. - Felizmente casado. 
Zootecnista ULS.

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